sábado, 20 de julio de 2013

Rodrigo Cifuentes

El agua para el molino, para el estómago el vino / Óleo sobre madera / 80 x 120 cm / 2013


Se exilió en la ciudad de Querétaro huyendo del caos del DF. Nació en 1980 y quería ser arquitecto y su abuelo, como la esfinge, le vaticinó que sería pintor. Se reúne con un grupo de colegas, comparten secretos técnicos, experiencias y se critican para mejorar. Con aplomo, dice que pinta lo que quiere: “Tenemos la responsabilidad de ser lo que queremos. Si haces una comisión es porque aceptas, porque te interesa, ya no es necesario ese complacer a alguien más, ya es el capricho del pintor”.

El agua para el molino, para el estomago el vino

El arte deja herencias que toman otras generaciones, y esto hace que la obra adquiera otras dimensiones. Inspirado en José de Ribera y su tenebrismo la pintura de Rodrigo Cifuentes hace de este bebedor un ser siniestro con máscara y corona de flores. Este esperpento que viene del pasado y se actualiza con la careta de plástico y el vestuario está pintado con un cuidado casi neurótico, con barnices impecables y una composición que logra que el brazo del personaje se prolongue fuera del lienzo. La técnicas pictórica de Cifuentes recupera la estética de José de Ribera estudiando el uso de las bases y las imprimaturas, el contraste de la luz unitaria y la oscuridad de las paredes da volumen corporal al personaje, cobrando el protagonismo de una aparición inesperada.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2013


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