sábado, 19 de diciembre de 2015

José Fors

Fuego / Óleo y acrílico sobre tela / 171.5 x 121.5 cm / 2015

FUEGO

Heráclito llamaba a la vida “un Fuego siempre vivo”, en esta pintura de José Fors el Fuego envuelve a una mujer, ella misma es Fuego. La creación, la imaginación, el avanzar incontenible del Arte es un Fuego vivo, es una llama que no se apaga y que consume lo banal, lo olvidable. El Fuego de José Fors es la fuerza del espíritu que nos permite seguir vivos, esa adicción a inventar algo que le dé otro sentido a nuestra existencia. El rostro renacentista está marcado con el ondulante calor de las flamas que fluyen. Es inagotable, eterna, la marea de pinceladas que impregnan el cromatismo que nos describe una temperatura y en la mirada de ella el placer de alimentar su vida con esa fuerza.



JOSÉ FORS

Lleva tatuado el nombre de Miguel Ángel, estudió el dibujo renacentista en Miami, Florida, en el taller del maestro Roberto Martínez. Vocalista y compositor del grupo de rock La Cuca, la música y las artes plásticas colman su vida creativa, tiene seguidores en una y otra, y sin embargo su obra pictórica nos describe su verdadera dimensión artística.










La voz de la realidad profunda

Desde muy pequeño me ha atraído el drama de la vida, esa búsqueda de la realidad. Creo que el camino más directo para conocernos está en el lado oscuro, el lado donde no nos sentimos tan cómodos, en esas puertas que mantenemos cerradas, en lo que no conocemos realmente de nosotros mismos, y no entramos ahí porque nuestra religión no lo permite, o por miedos personales, o porque fuimos educados de cierta manera. Para mí ha sido doloroso, pero muy gratificante, pasar una vida buscando eso. En la figura humana busco esos rasgos característicos de cada persona y esas líneas que va dejando el tiempo, que siempre se me han hecho hermosísimas, y que ahora todo mundo quiere borrar. No tengo la menor idea de qué pasa una vez que suelto la obra. En la medida en que cada quien llega a ver una obra, así le va a afectar. La gente que vive con muchos prejuicios, armaduras y mucha gafa para el sol, no va a ver los cuadros, y hay gente que realmente se desnuda enfrente del cuadro. Entonces, ahí está toda la gama de cómo se puede percibir una obra.

La voz silenciosa

Son muy diferentes pero se complementan. He relacionado la música con mi vida social y la pintura ha sido lo más íntimo. Son dos idiomas totalmente diferentes. A mí la palabra siempre me ha costado mucho trabajo, hablar de lo que hago. En cuanto hago la letra de alguna canción siento que me meto en camisa de once varas. Y el trabajo plástico es un idioma en sí, o sea, por más que hablemos y hablemos de la plástica, llegaremos a ver un poco pero es un idioma silencioso.

La voz del trabajo

Rara vez boceteo, pero hay veces que tengo la necesidad, como cuando estoy en una búsqueda muy concreta en cuanto a cuestiones de movimiento o composición. Muchos de esos movimientos y composiciones pueden darse dentro de un cachete, no necesariamente tienen que ser cincuenta elementos en un cuadro. Al bocetear siento que pierdo y que debería ir directamente sobre la tela. Creo que las mejores piezas son las que ataco directamente en la tela, directo al papel, a la placa. No “choreo” sobre lo que voy a hacer, siento que en la plática se diluye mucho de lo que puedo poner en el papel. Mi maestro me dijo una vez que le estaba platicando algo que iba a hacer: “no platiques, muéstramelo en papel”. Pero también necesito tomarme mis épocas para estudiar y ser un poquito más clínico y que me queden más claras las cosas porque soy de lento aprendizaje.

El elemento Fuego, abstracto y renacentista, en El mural del Milenio

El Fuego es algo muy abstracto, volátil, nunca se está quieto. Lo que quise hacer fue tomar el movimiento del Fuego, integrarlo dentro de los movimientos de la musculatura, del rostro, del mismo gesto y tratar de convertir las dos cosas en una sola. Por eso también quise dejar el título Fuego, nada más. No es personaje y Fuego, es el Fuego de la persona, es el Fuego interior, que quema, convirtiéndose en una sola llama. También es la búsqueda por la armonía. Finalmente pinto para ver si algún día llego a dibujar como Miguel Ángel, y que me ponga una estrellita en la frente. Creo que una mano tan real como la de Miguel Ángel jamás va a volver a existir, pero ésa es mi meta, llegar a esa esencia que emana Miguel Ángel y que deja ahí esa verdad. A eso me gustaría llegar algún día. No es copiarle el trazo, es llegar a esa honestidad con la que se siente el trazo de él.

Periódico intervenido / Acrílico y acrilato sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 12 de diciembre de 2015

Rodrigo Cruz

Letéo y Eunoé / Acrílico y polvo de mármol sobre tabla / 170 x 120 cm / 2015

AGUA

En la Divina Comedia, ese viaje introspectivo y moral de Dante Alighieri, narra que en su tránsito entre el Purgatorio, es decir la limpieza de la culpa, y el Paraíso o tal vez el perdón, es invitado por Matilde a beber del Agua del río del Leteo, que otorga el olvido y luego a beber del río de Eunoe, que da el conocimiento. Rodrigo Cruz pinta el elemento Agua en esta catarsis de la existencia, olvidar el pasado, dejar los errores y conservar lo que sabemos. El espíritu de Matilde ofrece su cuerpo para beber las dos Aguas en una fuente, ella contiene los dos ríos. La profundidad, la pared, los murales, todo es un engaño, la pintura nos somete a una prueba como a Dante en su viaje por su insondable alma.




RODRIGO CRUZ

Conduce y dirige una serie de videos llamada El aprendiz de arte en la que desarrolla sus ideas estéticas. Escucha a Bach, se inspira en Leonardo y Miguel Ángel, para crear un lenguaje personal y de alguna forma como un reto consigo mismo: alcanzar los mitos.











El arte como inspiración

Es una fortuna que al no tener una escuela fija sea autodidacta. Al no tener un solo proveedor de conocimientos en materia de técnica, tampoco la tengo en materia temática. Voy siendo un poco iconoclasta, voy agarrando temas de acá, técnicas de allá, voy armando un todo conceptual y material. En un inicio esto era un, digamos, un desastre porque lo mismo veía una cosa que otras muy disímbolas y con el tiempo eso mismo fue formando el cuerpo de mi trabajo. Últimamente voy conjuntando esa dirección humanista del Renacimiento. Hago pintura pero tomo elementos de otras disciplinas o temas de varias fuentes; es una hipertextualidad de temas de otros artistas. En mi obra hay un cierto manierismo al inspirarme en ellos y, a pesar de que estoy inspirado, en varias partes tiene un lenguaje muy propio.

El cuerpo como inspiración

Navego entre dos mundos: el mundo del caos y el del orden. El del orden tiene que ver con el cuerpo porque es una manera de llegar a algo concreto, no preciosista, no decir que es bello por el cuerpo sino que el cuerpo requiere conocimiento de anatomía, además de que me encanta estéticamente porque es una maquinaria perfecta. Antes de ser pintor quise estudiar medicina, me encanta la anatomía y éste es el elemento más presente. Sin embargo, no nada más me voy a esa parte rigurosa de la exactitud que implica la anatomía: la combino con las cosas que no son precisas, con el desorden, porque si no se ve algo muy estático, sin dinámica. Voy metiendo esas otras cosas que me permite la libertad de una no escuela, que es experimentar con texturas, salirme de los rigores teóricos de lo que es el dibujo, la pintura. ¿Por qué tiene que ser esto dibujo nada más? A lo mejor el dibujo puede ser esta mancha o la pintura puede ser con este material. El cuerpo y las técnicas son navegar en esos dos mundos, entre caos y orden.

Trascender el engaño

El ilusionismo me gusta. Es gratificante ver cómo el público se va con el engaño que uno mismo creó porque dices: “logré engañarte y te fuiste con la idea de que ésa era la función principal”. Picasso fue muy figurativo hasta que dijo “ya me cansé” y rompió. En este caso, puede fascinar lo real, esa ilusión, pero también hay una parte en donde dices ya basta de efectos visuales, ya basta de ser un ilusionista, ¿qué más puede aportar esa obra? Puede seguir siendo figurativa, puede seguir siendo hiperrealista pero puede tener una carga mucho más trascendental que tiene que ver con una composición o con el manejo de las luces o con el tema o con los símbolos o con la técnica.

El elemento Agua en El Mural del Milenio

Tiene un código muy especial y lo que hice fue una interpretación muy personal. En la Divina Comedia, al cruzar el Purgatorio y pasar al Paraíso Terrenal, Dante tiene que beber el Agua de dos ríos, el agua del Leteo y el Agua del Eunoe. Una otorga el olvido y la otra otorga la memoria. Son las dos fuentes de la pintura. Bajo este parámetro quise simbolizar varias cosas. El elemento dual es un solo elemento que significa el olvido y la memoria. ¿Por qué lo da únicamente el Agua, por qué no la leche o la sangre? Quiere decir que el Agua es un ejercicio psíquico. Cuando Dante cruzó el Purgatorio vio los pecados en los demás pero hubo un momento en el que vio sus pecados. Es un acto de contrición, de arrepentimiento. Está agobiado y se le acerca una chica que se llama Matilde y le dice: “tómate esta Agua para olvidar”. Después toma el Agua del Eunoe para recordar. Es decir, lo que pasó ya pasó, ya me arrepentí, los hechos ya sucedieron, ya no hay cómo cambiarlos, ni aunque te arrepientas de mil maneras. Eso significa el olvido; no es un olvido de amnesia sino es un olvido que ya pasó y la memoria es recordar que de eso hay algo provechoso. Conozco el bien no porque desconozca que existe el mal, sino porque conozco lo que es el bien y lo que es el mal.

Periódico intervenido / Acrílico y carbón sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 5 de diciembre de 2015

Gerardo Monsiváis

Aire / Acrílico sobre tela / 171.5 x 121 cm / 2015

AIRE

La civilización, la aglomeración de casas, personas, coches, ruido, nos está asfixiando. El elemento Aire de Gerardo Monsiváis es un doble juego, por un lado lo extrañamos, sentimos su ausencia por la saturación invasiva en un cerro y el contraste en ese ángulo en el que despunta el cielo. Por otro lado, si observamos podemos notar que no hay seres humanos, esa inmensa colonia de casas está abandonada, y así el Aire regresa en ese vacío. El Aire circula entre las casas deshabitadas, sopla con su silencio, es un espíritu que juega entre esa maraña de concreto. El Aire ocupa el espacio que deja la ausencia de personas, es un habitante ligero, libre, indispensable.



GERARDO MONSIVÁIS

La rápida evolución urbana del estado de Nuevo León, en donde nació y vive, han influido en su obra con paisajes sin seres humanos o estudios de los animales como víctimas de este proceso. Su mirada pictórica tiene un toque de humor negro y desolación, pero sobre todo de sinceridad.











El oficio de pintar

Puede ser un poco redundante pero creo que el oficio es dedicarse, primeramente, con mucha seriedad, con pasión, con mucha entrega porque no se puede ser un pintor a medias, o un ilustrador, o un dibujante. Hay que meterse muy, muy a fondo; hay que ver pintura, hay que practicarla bastante. Cuando es pintura se trata de crear a base de pigmentos, de manchas, de formas, de colores; crear los universos como uno está interesado en presentarlos al público y a uno mismo, porque uno mismo es quien está interesado en entender su propia existencia, quizás a través del trabajo. Como uno tampoco es absolutamente único en el mundo, habrá gente que se identifique. El público viene a ser importante pero es como la segunda parte. Uno es el que sabe lo que quiere hacer. Hay que tomarlo muy en serio como profesión pero mi forma de expresar también involucra el sentido del humor. A la vez, no me tomo tan en serio. Puedo crear de manera libre, puedo transitar entre una disciplina y otra; tampoco trato de abarcar demasiado porque aprieto poco. Creo que mis vertientes importantes son la pintura, el dibujo y la música. De alguna manera he podido llevarlas por casi veinte años.

Paisajes sin humanos

La misma experiencia de ser muy fijado en mi entorno, cuando voy caminando, cuando voy transitando por ahí. Siempre me estoy fijando en las cosas, y las cosas que me llaman la atención tienen generalmente implícito un sentido del humor. Encuentro contradicciones, malas bromas. Me refiero por ejemplo a las cosas que se empiezan a construir y se abandonan. En mi pintura retomo las imágenes de monumentos abandonados, de casas que fueron alguna vez sueños y que quedaron truncos, que a la vez reflejan una condición social, política, ecológica. Mi intención no es tan seria, no voy con la bandera de denuncia. Sin embargo, en el momento de fijarme de una manera sincera en mi entorno, creo que las cosas se reflejan, el estatus se refleja y uno está ligadísimo a eso. No se puede ser artista y estar despegado de la realidad; el arte no puede ser un escape de la realidad. El arte remite siempre a una realidad. No hay escapatoria de la referencia de la realidad, de lo que se vive como individuo o como comunidad.

Libertad y arte

El arte te permite transitar. Nada te detiene o no hay juicios que te detengan para poder pasar de una cosa a otra. También pienso que uno como artista adopta una especie de personalidad múltiple, como si fuera un poco psicótico, porque a veces tengo que adoptar un carácter o un personaje serio o un personaje observador o un personaje burlón o un personaje ácido. Creo que hay que adoptar personalidades diferentes para crear. Cualquier época de la historia, cualquier movimiento, jamás niega la libertad; es una de las constantes absolutas.

El elemento Aire y El mural del Milenio

Lo que yo pensaba al hacer esta pintura es que está el Aire si imaginamos que cada casa está vacía. No hay humanos, no hay rastro, parece abandonada, un cáncer o un virus. Queda un fragmento de Aire, quizás un poco de esperanza. Es un recordatorio de que hay algo detrás, que hay un último plano. Está el Aire del espacio y de cada casa que es como una colmena: es un cubículo, son celdas. Y también hay una ausencia de Aire en el sentido del espacio vital, de individualidad, de oportunidades, de crecer, de respiración. Quise irme por el lado contrario, mostrar la ausencia o el compromiso del Aire.

Periódico intervenido / Acrílico sobre papel (Diario Extra) /  41 x 28 cm / 2015

sábado, 28 de noviembre de 2015

Ivonne Kennedy

Aether / Óleo sobre lino / 171 x 121.4 cm / 2015

ÉTER

Que no podemos ver algo no significa que no exista, las partículas de las que estamos formados, el fenómeno de la inteligencia, son invisibles. El elemento Éter de Ivonne Kennedy da visibilidad a eso que nos circunda y que no vemos, lo construye con prismas de colores y capas transparentes. En la composición está el huevo cósmico que en la alquimia contendría la materia prima o el alma del Universo, en un centro más concentrado ubica la cristalización de ese Universo. La infinitud del elemento Éter es un todo que nos contiene, Ivonne Kennedy le da presencia pictórica con formas milimétricas, con una metáfora de su propia materia.



IVONNE KENNEDY

La comisión de la pintura llegó en una etapa de interés y trasformaciones en su carrera, investiga temas de metafísica, alquimia y los elementos, mientras trabaja la escultura en cerámica con torres, lingams y símbolos de lo eterno.













Pintar en tierra de pintores

Tomé la decisión de pintar antes de que ocurriera este fenómeno en Oaxaca. He pintado desde hace más de 25 años y empecé tan joven que ni siquiera tenía idea de todo lo que representaba, ni sabía tampoco que estaba tomando un camino que era la pintura. Sin embargo, me fue llevando hacia allá el deseo de continuar y después me di cuenta de que estaban empezando cosas importantes, que ya habían pasado desde más atrás con la historia de la pintura en Oaxaca y esto me entusiasmó para continuar. La situación es difícil, continuar pintando en este momento, cuando no hay un parámetro para decir qué es el arte. Tal vez fue por eso que incursioné en la cerámica porque pesa estar tratando de sostener un trabajo en el arte, hay demasiado que ver y demasiado que ya se ha visto. Actualmente vemos muchas más imágenes en un día de lo que un hombre de la Edad Media veía en toda su vida.

Técnica

Debajo hay capas y capas de pintura. Al final hay una capa más uniforme y vino todo un trabajo esgrafiado. Ahí tuvo que ver mi parte obsesiva porque un pedazo de éstos lo hago en seis horas, y entonces son muchas horas. Estamos hablando de afuera, imagínate lo de adentro. Desde que recibí la invitación he estado todos los días tras el bastidor trabajando constantemente. Entré en un estado de meditación.

La perspectiva infinita

Es el juego de las perspectivas en todas sus posibilidades porque pensaba en la cuarta dimensión, algo tan difícil de poder imaginar, o sea, cómo poder ver algo desde varios ángulos al mismo tiempo o tener por lo menos esa sensación. Eso estaba presente cuando la pintura tuvo su acabado. De lejos la figura tiene la forma del huevo cósmico. No estaba planeada pero surgió y me encantó porque sucede que cuando terminas la pieza empiezas a ver que trae información que no tienes contemplada. Eso me pasó con la figura de afuera. Me gusta estar abierta a esa posibilidad y que no se confunda con que no sabes lo que haces y que al final resultó algo. Es saberlo ver, interpretar y dejar, porque podría decidir que no lo quiero y lo quito, estar abierta al trabajo que está vivo en ese momento, mientras se está realizando, sucediendo, porque puede que no lo veas, pues a veces tapamos cosas que pueden funcionar.

El elemento Éter y El mural del Milenio

El Éter es el más misterioso de los elementos. Me llevó a investigarlo y ése era mi interés. Encontré información fascinante conectada con lo que estoy haciendo. Fue un elemento del que se negó su existencia. Científicamente no se ha comprobado que no exista, más bien no se ha comprobado su existencia. Eso hizo que saliera de la conciencia colectiva. Siempre se habla de cuatro elementos y con el Éter entramos a la quinta esencia y a entender esa palabra: quinta por el quinto elemento y la esencia porque es el elemento madre, de donde surgen los otros elementos. Ahí me lleva esto que vengo estudiando: nuestra realidad en un sentido profundo, una realidad de opuestos, de los polos, masculino, femenino. Elegí la recta por la cuestión de lo masculino. El círculo, símbolo del Éter, también es la perfección, el todo. Donde encontré más significados fue en la idea de que el Éter es una red que puede ser posible en todos los puntos; entonces nunca habría error. Trabajé con el trazo arbitrario, buscando esa razón en la que está implícita la perfección, o sea, aquí no hay error. Fue muy libre al principio. Después, a la hora de unir las líneas, empezaron a salir triángulos que me hicieron mucho sentido por esta trinidad de la que alquímicamente se habla, de cómo empieza a formarse todo. Uno se vuelve dos, de dos se hacen tres; es lo que vemos en las interpretaciones religiosas. Entonces decidí conservar el triángulo y la unión de todos los triángulos con una intención más intrínseca, concentrada, y esta parte del lienzo es una expansión de lo mismo, de toda esta información.

Periódico intervenido / Acrílico y bronce en polvo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 21 de noviembre de 2015

Ximena Subercaseaux

El viaje / Témpera de huevo y óleo sobre lino / 173.5 x 132.5 cm / 2015

TIERRA

La Tierra de los artistas es su obra, la llevan consigo, en sus manos, en su memoria. El elemento Tierra en la pintura de Ximena Subercaseaux está pintado en el paisaje que está detrás de la maleta antigua, en un viaje se lleva a su Tierra, su casa, décadas de trabajo. Estamos en un sitio y recordamos otro, la nostalgia del lugar en donde vivimos nos acompaña, como Ulises desde la partida iniciamos el regreso. Los detalles hablan de esa añoranza, un zapato, ropa en desorden, fotografías y en el  color rojo las emociones, los tallos de unas flores secas se quedan en el piso, el tránsito es efímero, no estamos de forma permanente ni en los lugares, ni en la vida, ni con las personas, nos iremos y nos deben dejar ir.



XIMENA SUBERCASEAUX

Nació en Santiago de Chile y emigró a México, como maestra ha formado generaciones de pintores en Monterrey, ahí desarrolló su pintura y estudió su propia nostalgia entre pasiones, poemas, disidencia y luchas sociales.













Pintura y concepto

La pintura parte de una pregunta por el mundo y por la existencia; o sea, la pintura no es una artesanía, no es una manualidad, ni siquiera es una técnica. Todo el arte parte de un concepto, y de conceptos abstractos, que es lo más importante. No es el pensamiento utilitario o cotidiano el que guía el arte, son las preguntas por la existencia y por el mundo. Hay pinturas que traspasan el concepto de vacío, de silencio, de soledad, de angustia, de alegría, de comunicación, de incomunicación. El arte estalla en un concepto, y en la pintura esos conceptos se tienen que traducir a un pensamiento visual. El artista traslada sus conceptos a líneas, formas, colores. Hay una anécdota muy bonita de Degas, quien una vez trató de hacer un poema. Fue donde Mallarmé y le dijo: “maestro, estuve toda la noche tratando de hacer un poema y no pude, y no sé por qué, porque tengo tantas ideas”. Mallarmé le dijo: “mi amigo, es que los poemas no se hacen con ideas, se hacen con palabras”. Entonces, hay que tener muchas ideas, pero esas ideas hay que traducirlas. En el caso de la poesía, a palabras; en el caso de la música, a sonidos; en el caso de la pintura, a líneas, a formas, desarrollar un pensamiento visual.

Pintar es más que una idea

En la pintura todo se trata del cómo, más que del qué. En todo el arte, en el cine, por ejemplo, el tema no es una película, la película la hace el cómo: la realización, la fotografía, los ritmos, el movimiento. Con una idea no haces una buena película, ni escribes un buen libro, ni un buen poema, ni pintas un buen cuadro. No basta la idea; en ningún arte basta la idea, la idea es el punto de partida.

Saber ver, saber pintar

Como maestra he luchado mucho contra la pintura que parte de la imagen fabricada. Hay una imagen de la belleza estereotipada que es introducida por la publicidad, por las revistas. Los pintores ya no observan la realidad. Los pintores antiguos decían: “pintar de la naturaleza”, y la gente ignorante cree que pintar de la naturaleza es pintar un árbol. Pintar de la naturaleza es pintar lo que ves, el mundo visual que te rodea, aunque sea una escoba, no tiene que ser un paisaje. Cuando ves, haces una síntesis visual. Si yo los veo a ustedes, hago mi propia síntesis visual, los veo por primera vez en la vida. Nadie te ha visto a ti con mis ojos, como te estoy viendo; hago mi síntesis. Pero si veo una foto tuya, estoy viendo una síntesis de la Cannon o de la Nikon. Entonces estoy viendo una síntesis que no ha sido hecha por mí, que no es mi mirada.

El elemento Tierra en El mural del Milenio

En esta obra hay el viaje, lo que se deja, que en este caso está simbolizado por el paisaje, esos son los cerros de mi vida. Pinté ese cuadro, busqué el paisaje, el cerro, luego busqué maletas que me hablaran del tiempo, del pasado. En el viaje lo que se deja es lo que se lleva. En el fondo la maleta está abierta, no se cierra; o sea, el pasado queda abierto. De alguna forma somos las experiencias que hemos vivido y viajamos con ellas. El paño que hay detrás también simboliza que no todo es mostrable, no todo es exhibible, hay una cierta ocultación. Hablo como pintora: hay una parte privada del ser con el que yo quisiera morirme e irme. Hay partes del pasado. Está la sensualidad de la vida, que a mí me parece fundamental, en el zapato, en el color rojo, el amor, el espejo, el reflejo que forma parte de mi pintura: son elementos simbólicos. Quiero agregar que de México no me voy ni me iré; es imposible. México es mi hogar, México no es dejable, por múltiples razones que no vamos a hablar ahora. México me ha dado mi propia pintura, que no es poco.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 14 de noviembre de 2015

Ismael Vargas

Agua / Óleo sobre lino / 171 x 121 cm / 2015

AGUA

La repetición de una imagen hace de cada obra de Ismael Vargas un eterno mantra, la contemplación nos lleva a la inmersión meditativa, la secuencia es diferente, no hay una sola pieza igual. El elemento Agua de Ismael Vargas son las gotas de lluvia que caen y estallan en palomas transparentes que emprenden el vuelo y crean un entramado efímero, volátil, vivo. El ritmo constante, los reflejos infinitos de los cuerpos translúcidos de las palomas de agua plateada crean un canto, un poema cíclico como el mantra. El Agua está formada de millones de gotas, sólo pensar que cada una es distinta nos invita a mirar, a describir su esencialidad.



ISMAEL VARGAS

Su primera experiencia con la pintura fue un cromo que vio en una cajetilla de cerillos, le dijeron: “es una pintura”, con esa revelación decidió pintar. Tiene un estanque de tortugas que se montan como sus esculturas. Sabe ver los portentos de la existencia y les da significado en su obra. Recorrer el mantra que pinta, analizar los matices es un camino sin final.










El mantra secreto

No salgo a la calle, estoy secuestrado por mí mismo, aquí vivo y pretendo que sea el paraíso. Con la repetición en mi obra lo que pretendo es hacer un mantra; que el sonido de ese mantra tenga una resonancia en el corazón de quien lo ve y entonces haya una empatía, que espero que sea así. No sé si lo he logrado o no.

Lo aparente es engaño

Es que también estoy engañado por la pintura. Me engaña, tiene mucha cocina. Quizá ves la pintura y dices que es azul pero tiene diez o doce colores abajo que aparentemente no se ven pero que por un no sé qué, dice San Juan de la Cruz, aparecen y tienen presencia.

La dualidad es la realidad de la mente

Muchas veces me he sorprendido. Llega un momento en que no te sabría decir que hice esa escultura o ese cuadro. No quiero parecer un farsante que te dice que lo pintó otra persona, pero sí me sorprende que no tuviera conciencia de haberlo hecho. Es otro Ismael el que se sienta y desaparece cuando se levanta de trabajar. Eso sí creo que soy. Todos somos muchos, somos uno con nuestra pareja, somos otro en el trabajo, otro con la gente, con tus hijos. Tal vez lo que pasa es que lo hace el Ismael más terrible o el que llora porque no se atreve a hacerlo en otro momento.

El arte no sirve

No sirve para nada, y me encanta además que no sirva para nada. Creo que soy un inútil. No me da pena decir que soy un inútil, lo reconozco. Tal vez mi obra sea para que al verla otro ser humano sienta la tranquilidad o la armonía o el entorno y que se haga parte de él, o para que todos seamos parte del entorno, porque no estamos separados. La pintura está en todas partes porque está en ti, no está en el exterior, está en el interior. Mi intención no es reflejar la realidad de lo que está sucediendo. No sé si está bien o mal pero a mí me gusta transformar la realidad.

Pintar como hacer un poema

Es la manera en cómo trabajo el cuadro, de izquierda a derecha. Nunca veo el cuadro completo y lo voy subiendo porque pinto sentado. El cuadro solo te lleva y él solo te atrapa. Sé que terminé cuando llego a la esquina inferior derecha y firmo.

El significado de la dualidad

Podría seguir trabajando el mismo cuadro, pero ya sería otro. Mi sueño es que en algún momento a alguien se le ocurra empatar todo mi trabajo, porque se puede unir. Creo que todos los cuadros de un pintor son uno solo, y todos son un autorretrato. No es cierto que estoy pintando gotas de Agua, estoy haciendo un autorretrato, ése soy yo. La pintura es un espejo en donde se ve reflejado el que lo mira. La belleza está en los ojos de quien la ve. Si no ves belleza en un hueso, yo no te puedo obligar de ninguna manera a que la veas.

El elemento Agua en El mural del Milenio

Es que las gotas de Agua al caer verticales pueden formar coronitas, pero si caen transversales forman palomitas. El Agua pega y sale volando, así es por la redondez de la gota. Creo que es una observación de niño. No creo que sea muy consciente; más bien es emocional, es esa emoción de ver que las gotas volaban.

Periódico intervenido / Acrílico sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 7 de noviembre de 2015

Raúl Navarro

Fuego del rojo / Óleo y aserrín sobre tela / 172.5 x 122 cm / 2015

FUEGO

El color es la indagación fundamental de la obra de Raúl Navarro, en esta pintura el Fuego es una abstracción, separa el color, la temperatura, la profundidad para saturar el lienzo. El desarrollo de la composición está en cómo el color se va expandiendo en diferentes grados, le intensidad varía, hay puntos que dirigen nuestra mirada al fondo. La inestabilidad del Fuego, sus moléculas incandescentes le permiten a Navarro experimentar en la temperatura y la luz del color, en el movimiento que genera con sus degradaciones y mezclas. La pintura abstracta no se detiene en ningún sitio del lienzo, se transporta en él, como el Fuego que se eleva en la atmósfera, sube hasta que se apaga.



RAÚL NAVARRO

Se entrenó para alternar las dos manos al pintar, es una disciplina que lo obliga a razonar la composición. Recuerda cuando cambiaba una pintura por un plato de comida y hoy sigue abriendo posibilidades para su pintura, la dificultad le dio fortaleza.












La realidad que crea

La carrera en el arte mucha gente dice que es una carrera cruda y la carne cruda sangra, lo puedes ver. Creo que, cuando no hay esa disciplina, tratan de imponerlo como que una sola creación artística o que una buena obra te hace artista y ya te crees un artista. Creen que es algo fácil. ¿Fácil? Yo diría por ejemplo, olvídate de los pintores, podemos ver el esfuerzo de una bailarina cómo le acaba los pies, imagínate a Miguel Ángel pintando la Capilla Sixtina, fue muy pesado para él. Hay algunos pintores que nacieron entre el pincel y no pasan tanto sufrimiento en su carrera. Por lo general los poetas, un pianista, concertistas, realmente sí sufren. Además, ahí en esas carreras, por ejemplo tú nunca vas a oír un desafinado en una sinfónica. En cambio en la pintura o en las artes plásticas, o en las visuales, cualquier cosa ya tiene una validez. No me gusta meterme en el tema porque realmente yo estoy en lo mío, pero si me topo actualmente con que a mí me hacen preguntas, oye: ¿qué opinas sobre el arte contemporáneo o al que llaman arte conceptual? Mira, creo que debe de haber algunas muy buenas piezas, algunas que te dejan muy buena impresión, pero lo que predomina son muy malas ocurrencias. Es muy fácil reunirse con un grupo de amigos, hacer una instalación y pasárselo divertido con una cerveza. Yo no aprendí eso.

La vocación de pintar

A veces digo que aunque mi familia nunca sufrió penurias, tampoco fue una familia rica, pero no querían que fuera pintor. Me tuve que ir de mi casa, yo comía cuando había, y en muchos momentos no hubo. Sí realmente duro, vendía en la calle… pero sabes, no es nada especial. Platicando con amigos pintores, por lo menos pintores de oficio, no sé, devotos, artistas, la mayoría ha hecho algo muy parecido, nos ha costado mucho. Nunca hice otra cosa desde que me dediqué a pintar al cien por ciento, eso fue en 1978, nunca he vuelto a hacer otra cosa, ni a dar clases. Sí he ayudado a muchachos que veo con mucho talento, más o menos los oriento y luego nos vemos dentro de un año para ver qué han hecho.

No rendirse

Durante mucho tiempo trabajé en contra de la corriente, te voy a poner un ejemplo sencillo. Mandé a la Dirección de Artes Plásticas del INBA, mi catálogo y fotos de mis obras, durante 30 años. Nunca me contestaron nada, nada. Y de repente empezó a haber interés, y alguien se dio cuenta, como que me descubrieron y después de ese “descubrimiento” más o menos ahora estoy en una posición donde mi trabajo está empezando a reconocerse, sobre todo en el aspecto del color, me incluyen en los coloristas mexicanos. Estoy muy contento por ese lado, pero por el otro he visto que los pintores realmente retoman la carrera como una profesión, como una responsabilidad de aportar algo. Todavía están viejitos, y siguen experimentando. No creo que ninguna carrera tomada en serio sea fácil, ninguna. ¿Por qué lo va a ser el arte?

El elemento Fuego en El Mural del Milenio

Para mí es un tema que me encantó porque el rojo pensé que sería muy indicativo del tema del Fuego y en mi obra está el color como un fin, no como un medio. El color es el todo, inclusive, yo creo que en los pintores coloristas en México está hasta el muralismo de Diego Rivera, a mí lo que me gusta es su color porque realmente la didáctica o lo que quiere decir, te lo juro, ni lo entiendo. Es que una obra de arte debe de tener todos los elementos que sustentan a la plástica que son obviamente la composición, el ritmo, la armonía, la frescura. Realmente influye la primera intención, la no insistencia, un cuadro insistido se nota, al que menos le gusta es a mí y no te puedes ir para atrás. Es como una relación, insístela y la chava nunca te vuelve a hablar. Tienes que mantener una distancia con el trabajo.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 40 x 28 cm / 2015

sábado, 31 de octubre de 2015

Rita Vega

El cultivo del aire / Óleo sobre tela / 171 x 121 x 5.8 cm / 2015
AIRE

La mujer del lienzo es el Aire, ella es su movimiento, su resistencia al dolor. Rita Vega pinta para su cuerpo, ha vivido una relación con él que la lleva a involucrarse en todos sus síntomas, procesos y acciones, sus propios sentidos están representados de forma aislada, en detalles como esa pulsera que lleva un ojo. El Aire es la libertad de vivir el cuerpo, la sensación de moverse en el espacio, la fugacidad del vuelo de la imaginación y de ese pequeño pájaro. Rita Vega hizo de su pintura un hogar, sus personajes son su familia, y para darles más veracidad los pinta con cuidado, les da vida. El Aire es el alma de sus personajes.



RITA VEGA

Las huellas que ha dejado la enfermedad en su cuerpo se subliman en su obra como símbolos. Tiene el pelo azul, es una Alicia que encuentra su mundo a través de la pintura. Estudió en la Escuela de Artes Plásticas de la UdG, casi por casualidad, ahí hizo realidad la fantasía de solo pintar.












La vida está en la pintura

De niña fui un poco aislada, no tenía tanto afecto y cosas. Empecé a crear mi mundo para no saber de la realidad y mi manera de evadirme de esto, de no existir aquí, como una especie de muerte aquí y mi vida en otra parte, era agarrar cualquier cosa que pudiera rayar y papel. Ahí empezaba a inventar gente con la cual hablar, inventar familia, amigos. Sin querer, me dirigí a la figura humana, no tanto por el hecho de que fuera una intención, sino porque así quería tener a alguien con quien hablar y sentía que entre más realista fuera más me podía hablar. Recuerdo que veía mis manos y decía: “qué manos tan torpes tengo que no pueden hacer a las personas”. Era un momento muy mágico porque se me olvidaba todo alrededor. Cuando dejaba de dibujar, regresaba a este mundo y otra vez era de “me quiero volver a ir”.

La prohibición detona a la creación

Cuando mis padres ven mis dibujos de niña, que tenían sangre y cosas así, se impactaron y pensaron que podían quitarme de eso prohibiéndome dibujar, pintar. Fue algo que me acabó porque era lo único que me ayudaba a controlarme en esta vida. Siempre fui obediente por miedo a la gente, pero que me prohibieran dibujar fue la única cosa que no pude obedecer. Entonces fui fijándome en las cosas y me las aprendía de memoria, llegaba a mi casa y dibujaba lo más rápido posible para que no me vieran. Fue un entrenamiento de memoria, imagen y diversidad que hasta ahorita me ha ayudado muchísimo.

La realidad en símbolos

Una parte de la obra que he realizado más formalmente son en su mayoría personajes femeninos porque son representación mía. Sigo con eso de que todo lo que voy viviendo lo pongo en mi obra y son los elementos más simbólicos. Todo significa algo. La gente que me conoce o que en cierto momento estuvo conmigo sabe a qué me refiero, sabe el dolor, la felicidad o aquello que aprendí viendo aquella obra. Es muy especial que mucha gente me diga: “oye, yo quiero esa obra porque cuando la vi me recordó que viví esto y esto”, y son situaciones bastante similares a las que viví. Eso se me hizo muy interesante y me di cuenta que todos vivimos lo mismo, independientemente de que tengamos diferentes culturas. A mí me pasó de niña con Martha Pacheco porque yo no quería vivir. Un día vi una obra suya de una mujer con el cabello hacia delante, la lluvia, todo muy triste, y el pensamiento que se me vino en ese momento fue: “hay más gente que sufre, no eres la única, sigue”.

El elemento Aire en El mural del Milenio

Dicen que el alma viene de la Tierra, el personaje está hecho de Tierra, de la Tierra nacen los árboles, y aquí lleva un papel donde está dibujado un árbol. El árbol purifica el Aire, hay unos personajes que toman el Aire que va subiendo y hace la nube, así como la condensación del Agua y el Agua vuelve a la Tierra. Es el ciclo que el Aire permite que se haga. Antes todo era pura Agua, pero el Aire empezó a unir a todos los elementos y a generar más vida, más diversidad. El Aire es el comunicador de todo eso y quien los unió es el movimiento de este ciclo. Esta pequeña escena de los bailarines es porque vi una obra de danza que me impactó mucho, de la maestra Paloma Martínez. Se llama Espacios del Viento y me encantó cómo maneja el cuerpo que se pierde totalmente, cómo el movimiento interpreta el Aire y también hablo de eso, de cómo interpretamos y sentimos cada uno de los elementos que nos rodean. Otro lenguaje personal es que tengo problemas con mi vista y el Aire no tiene un cuerpo que se vea como el Agua o el Fuego o la Tierra. El Aire se siente. Así son mis ojos: están perdiendo su luz pero están empezando a sentir más. Es así como siento el Aire: puse unas pulseras con ojos que simbolizan que el personaje siente lo que hace.

Periódico intervenido / Lápiz de color y óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 24 de octubre de 2015

Enrique Oroz

Territorio Coatlicue / Óleo sobre tela / 170 x 120 cm / 2015

TIERRA

La Tierra y Coatlicue, un paisaje rodeado de cráneos y una línea de Octavio Paz: crear, devora. Enrique Oroz regresa a la Tierra milenaria, que traga para dar más vida, que no detiene ese apetito porque su voracidad permite nuestra existencia. Es el misterio de la creación que extingue y da, que destruye y renace. La Tierra de Oroz es insaciable, durante siglos recibió sacrificios humanos, es diosa que debemos alimentar para que nos alimente. El arte tiene esa similitud con la Tierra, el artista le tiene que ofrecer su vida y su cuerpo para que dé frutos. La obra de Oroz nace de los contrastes, un paisaje evocador con un marco terrible, esa extensión tiene esas osamentas en sus entrañas.




ENRIQUE OROZ

Se viste de negro, tiene estilo de rock star, su pintura rebelde es un juego para adultos que planea el niño indomable que dibujaba a sus amigos y a los cómics que leía. Escucha a Tom Waits mientras pinta sus contradictorias relaciones, que hacen a su pintura irrepetible.












Lejos de las imposiciones

Estuve un tiempo en el Instituto Cultural Cabañas, pero luego me di cuenta que lo que yo quería era incompatible con la Academia. En ese entonces dibujaba las anatomías de tamaño natural en los muros o en papel craft, en lugar del caballete. Eso fue lo que me atrajo de la escuela, pero cuando los maestros empezaron a establecer sus lineamientos me pareció que me sofocaba. Me fui a Los Ángeles a vivir, a ver museos, ver en vivo los cuadros de los maestros abstractos y figurativos norteamericanos que siempre me han gustado, a leer y a experimentar el fenómeno de la música, que siempre me ha gustado.

Pintar desde la rebeldía

Es mi carácter, digamos que incorporar elementos que significan la esencia de la sociedad. La imagen correcta de las cosas era algo que me molestaba, y por eso me salí de la Academia. La idea que tenía de elaborar cuadros no coincidía con la estrechez de la Academia, que no me permitía hacer estas cosas. Lo pude hacer cuando me liberé. Para mí, el logro personal que me ha ofrecido el hecho de ser pintor es esta idea de liberarme de cánones. No es que yo diseñe los cuadros, no es que diga “quiero hacer esto”. Lo que hago responde a una especie de ente, de necesidad interior de este niño que siempre trata de presentarse en mis cuadros. Ya no es un niño, es un adulto, pero hay ese proceso de ver la iconografía que viene de todos lados. Recuerdo que de niño veía los cómics y sentía que me hablaban, que no decían lo que decían. Los cuadros, cuando tuve oportunidad de verlos, me decían cosas que tenía que traducir de cierta forma. No me interesa seducir a un grupo social específico; es un deseo personal, es una necesidad mía de querer que las cosas sean así.

Iconografía subversiva

Es una experiencia visual, estoy rodeado de imágenes que archivo inconscientemente. No soy de que apunte o de que vaya organizando imágenes y luego las archive. Puedo salir a la calle y ver un anuncio publicitario o un diseño gráfico y al mismo tiempo estoy pensando en lo ridículo que se veía esa persona que vi en la esquina. Estas dos cosas se mezclan. En mis cuadros puede haber una referencia a un gusto musical y por otro lado un personaje político. Abordar las imágenes es un acto consciente de manejar lo inconsciente. En donde se bifurcan, en donde se mezclan estas imágenes es en los cuadros que transformo, pero que no necesariamente salen a la primera. Hay que corregir, hay que borrar y ese proceso de estructuración del cuadro me gusta muchísimo. Es lo que muestra algo totalmente fuera del lenguaje, que describe algo que con palabras no se puede decir.

El elemento Tierra en El mural del Milenio

Reuní por un lado una frase de Octavio Paz que dice “Crear, devora”. Es el México en que vivimos. En todas partes del mundo, basta con encender la tele o leer el periódico para ver lo que está pasando en Ucrania o en el Medio Oriente, y México no se queda atrás. Esta idea de que la Tierra surge de los huesos es una imagen que me vino casi automáticamente. No soy un diseñador que me la pase viendo cómo voy a organizar los elementos, sino que es una imagen que se generó en mi mente y que tiene que ver con lo que vivimos. La pintura es un producto de vivir, de experimentar la vida pero no nada más es eso; también es un producto de mi mente que se nutre de la realidad. La Coatlicue es la Madre Tierra a la que hace referencia Paz. Devora para crear, y me pareció que las cosas se han ordenado como un eclipse lunar donde todo se alinea de una cierta forma. Se alinea esto, es decir, por un lado la violencia que siempre ha existido, que no podemos decir que es exclusiva de estos tiempos, pero es inédito lo que está pasando ahora en México. La Tierra es ese ciclo de que necesariamente para nacer, hay que morir.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 xm / 2015

sábado, 17 de octubre de 2015

Herlinda Sánchez Laurel

El Agua / Acrílico y óleo sobre tela / 172 x 121.5 cm / 2015


AGUA

Hielo, oleaje, lluvia, nube, en un puerto un faro dirige su luz iluminando al elemento Agua que Herlinda Sánchez-Laurel pinta en diferentes estados. El Agua es punto de partida para experimentar con el color y crear un estado de ánimo alrededor del elemento, como algo que trasmite gozo, armonía, movimiento. En esta obra hay nostalgia, es lúdica, recrea no desde la memoria, existe desde la sensación que el Agua provoca. Los peces vuelan, el sol es tricolor, la lluvia cae sin oscurecer, el Agua se desfruta, cambia el clima de nuestras emociones. Herlinda Sánchez-Laurel nació en un puerto que trae a esta obra, recuerda su paraíso.




HERLINDA SÁNCHEZ LAUREL

Se retira con nostalgia de su trayectoria de más de 40 años formando jóvenes en la disciplina de la pintura. Maestra respetada y querida en la antigua ENAP y con un taller extra escolar, decide darle a su propia pintura el tiempo que merece.












La fábrica de artistas

Es un concepto equivocado pensar que los maestros te van a hacer artista al entrar a la escuela. La verdad es que los maestros proporcionamos información, tanto de la investigación que hacemos como de nuestra propia experiencia como pintores. Los jóvenes crecen de acuerdo con su talento. De acuerdo con su sensibilidad, disciplina y entrega es que logran convertirse en pintores pero aquel que no se entrega, que no tiene disciplina, sale fallido. En una escuela como la ENAP creo que se cuentan con las manos los alumnos que realmente salen a practicar la pintura, a ser pintores y a luchar por obtener un lugar dentro del medio. Es muy difícil, requiere vencer mucha angustia. Estamos llenos de propaganda, de que si eres muy buen pintor te dan la beca, vas a salir en la tele, en los periódicos, te van a dar las residencias. Hay mucha presión cuando en realidad la educación en el arte debe de ser una disciplina de producción donde vayas resolviendo problemas para aprender a ser pintor de verdad, y si tienes un maestro que más o menos te encause a expresar tu ser interior, es cuando se empieza a ver el talento.

Amar la docencia

La docencia ha sido muy importante y la he amando tanto como a la pintura. Para mí, la docencia ha sido un acto profundamente creativo y espiritual. En esa medida sí la extraño. Ahora que me estoy retirando no fui capaz de despedirme de mis alumnos porque no pude: amo demasiado mi carrera como maestra. Tengo que agradecerle a la ENAP que me dio esa oportunidad de ser maestra y ser reconocida dentro de la escuela. Para mí ha sido tan importante como ser pintora. Cada alumno, cada muchacho te ofrece un mundo distinto de posibilidades y de necesidades, y hay que conducirlo hacia sí mismo, no hacia mí sino hacia él mismo, para que vaya surgiendo. Hay bastantes muchachos que lo lograron, y muchachas, porque ahorita hay muchas pintoras y en mi taller especialmente había más mujeres que hombres, porque la escuela por tradición ha sido un tanto machista.

Aparentar en lugar de ser

Las instituciones de educación se publicitan como los grandes hacedores y los propios muchachos se adulan a sí mismos y se creen más de lo que verdaderamente son. Eso impide que haya un desarrollo natural y efectivo. Esto se crea en el ambiente escolar, en ese ambiente a veces un tanto bohemio, un tanto snob, de mucha pose. Eso determina que haya mucha falsedad en los resultados.

El elemento Agua en El mural del Milenio

Primero me sentí un poquito presionada por el tema porque yo trabajo con mucha libertad; el tema va surgiendo en el proceso. No fue difícil tocar el tema, lo difícil fue interpretarlo así como que a secas y no enmarcarlo dentro de un paisaje como el mío. Finalmente, tuve que hacer un análisis de qué era el Agua, qué significaba a nivel simbólico, qué significa la pureza, por qué los católicos la utilizan para bautizar, etcétera. Me quedé con el concepto de vida, el Agua es la vida. La vemos cuando surge del mar, de los océanos. En esta pintura el Agua se eleva en sus distintos estados, en la nube, en forma de vapor, lluvia, en hielo, líquido. Pongo en el paisaje un faro que es muy fálico. Un Sol que es de Agua pero que es un óvulo. Andan espermatozoides volando en el paisaje. Es la fecundación, es el Agua, es estar dando vueltas y estar creando la vida, es la exaltación total, es sensual y erótico. En mis cuadros aparece mucho el Agua. Me siento muy familiarizada con el Agua porque nací en un puerto y sigo en la nostalgia; es pensar en mis raíces, en un puerto lindo en tiempo de otoño, con neblinas muy bellas porque aparecen y desaparecen las formas. Un mar increíble que es el Pacífico: bravo, hermoso, inmenso.


Periódico intervenido / Acrílico sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015