sábado, 28 de noviembre de 2015

Ivonne Kennedy

Aether / Óleo sobre lino / 171 x 121.4 cm / 2015

ÉTER

Que no podemos ver algo no significa que no exista, las partículas de las que estamos formados, el fenómeno de la inteligencia, son invisibles. El elemento Éter de Ivonne Kennedy da visibilidad a eso que nos circunda y que no vemos, lo construye con prismas de colores y capas transparentes. En la composición está el huevo cósmico que en la alquimia contendría la materia prima o el alma del Universo, en un centro más concentrado ubica la cristalización de ese Universo. La infinitud del elemento Éter es un todo que nos contiene, Ivonne Kennedy le da presencia pictórica con formas milimétricas, con una metáfora de su propia materia.



IVONNE KENNEDY

La comisión de la pintura llegó en una etapa de interés y trasformaciones en su carrera, investiga temas de metafísica, alquimia y los elementos, mientras trabaja la escultura en cerámica con torres, lingams y símbolos de lo eterno.













Pintar en tierra de pintores

Tomé la decisión de pintar antes de que ocurriera este fenómeno en Oaxaca. He pintado desde hace más de 25 años y empecé tan joven que ni siquiera tenía idea de todo lo que representaba, ni sabía tampoco que estaba tomando un camino que era la pintura. Sin embargo, me fue llevando hacia allá el deseo de continuar y después me di cuenta de que estaban empezando cosas importantes, que ya habían pasado desde más atrás con la historia de la pintura en Oaxaca y esto me entusiasmó para continuar. La situación es difícil, continuar pintando en este momento, cuando no hay un parámetro para decir qué es el arte. Tal vez fue por eso que incursioné en la cerámica porque pesa estar tratando de sostener un trabajo en el arte, hay demasiado que ver y demasiado que ya se ha visto. Actualmente vemos muchas más imágenes en un día de lo que un hombre de la Edad Media veía en toda su vida.

Técnica

Debajo hay capas y capas de pintura. Al final hay una capa más uniforme y vino todo un trabajo esgrafiado. Ahí tuvo que ver mi parte obsesiva porque un pedazo de éstos lo hago en seis horas, y entonces son muchas horas. Estamos hablando de afuera, imagínate lo de adentro. Desde que recibí la invitación he estado todos los días tras el bastidor trabajando constantemente. Entré en un estado de meditación.

La perspectiva infinita

Es el juego de las perspectivas en todas sus posibilidades porque pensaba en la cuarta dimensión, algo tan difícil de poder imaginar, o sea, cómo poder ver algo desde varios ángulos al mismo tiempo o tener por lo menos esa sensación. Eso estaba presente cuando la pintura tuvo su acabado. De lejos la figura tiene la forma del huevo cósmico. No estaba planeada pero surgió y me encantó porque sucede que cuando terminas la pieza empiezas a ver que trae información que no tienes contemplada. Eso me pasó con la figura de afuera. Me gusta estar abierta a esa posibilidad y que no se confunda con que no sabes lo que haces y que al final resultó algo. Es saberlo ver, interpretar y dejar, porque podría decidir que no lo quiero y lo quito, estar abierta al trabajo que está vivo en ese momento, mientras se está realizando, sucediendo, porque puede que no lo veas, pues a veces tapamos cosas que pueden funcionar.

El elemento Éter y El mural del Milenio

El Éter es el más misterioso de los elementos. Me llevó a investigarlo y ése era mi interés. Encontré información fascinante conectada con lo que estoy haciendo. Fue un elemento del que se negó su existencia. Científicamente no se ha comprobado que no exista, más bien no se ha comprobado su existencia. Eso hizo que saliera de la conciencia colectiva. Siempre se habla de cuatro elementos y con el Éter entramos a la quinta esencia y a entender esa palabra: quinta por el quinto elemento y la esencia porque es el elemento madre, de donde surgen los otros elementos. Ahí me lleva esto que vengo estudiando: nuestra realidad en un sentido profundo, una realidad de opuestos, de los polos, masculino, femenino. Elegí la recta por la cuestión de lo masculino. El círculo, símbolo del Éter, también es la perfección, el todo. Donde encontré más significados fue en la idea de que el Éter es una red que puede ser posible en todos los puntos; entonces nunca habría error. Trabajé con el trazo arbitrario, buscando esa razón en la que está implícita la perfección, o sea, aquí no hay error. Fue muy libre al principio. Después, a la hora de unir las líneas, empezaron a salir triángulos que me hicieron mucho sentido por esta trinidad de la que alquímicamente se habla, de cómo empieza a formarse todo. Uno se vuelve dos, de dos se hacen tres; es lo que vemos en las interpretaciones religiosas. Entonces decidí conservar el triángulo y la unión de todos los triángulos con una intención más intrínseca, concentrada, y esta parte del lienzo es una expansión de lo mismo, de toda esta información.

Periódico intervenido / Acrílico y bronce en polvo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 21 de noviembre de 2015

Ximena Subercaseaux

El viaje / Témpera de huevo y óleo sobre lino / 173.5 x 132.5 cm / 2015

TIERRA

La Tierra de los artistas es su obra, la llevan consigo, en sus manos, en su memoria. El elemento Tierra en la pintura de Ximena Subercaseaux está pintado en el paisaje que está detrás de la maleta antigua, en un viaje se lleva a su Tierra, su casa, décadas de trabajo. Estamos en un sitio y recordamos otro, la nostalgia del lugar en donde vivimos nos acompaña, como Ulises desde la partida iniciamos el regreso. Los detalles hablan de esa añoranza, un zapato, ropa en desorden, fotografías y en el  color rojo las emociones, los tallos de unas flores secas se quedan en el piso, el tránsito es efímero, no estamos de forma permanente ni en los lugares, ni en la vida, ni con las personas, nos iremos y nos deben dejar ir.



XIMENA SUBERCASEAUX

Nació en Santiago de Chile y emigró a México, como maestra ha formado generaciones de pintores en Monterrey, ahí desarrolló su pintura y estudió su propia nostalgia entre pasiones, poemas, disidencia y luchas sociales.













Pintura y concepto

La pintura parte de una pregunta por el mundo y por la existencia; o sea, la pintura no es una artesanía, no es una manualidad, ni siquiera es una técnica. Todo el arte parte de un concepto, y de conceptos abstractos, que es lo más importante. No es el pensamiento utilitario o cotidiano el que guía el arte, son las preguntas por la existencia y por el mundo. Hay pinturas que traspasan el concepto de vacío, de silencio, de soledad, de angustia, de alegría, de comunicación, de incomunicación. El arte estalla en un concepto, y en la pintura esos conceptos se tienen que traducir a un pensamiento visual. El artista traslada sus conceptos a líneas, formas, colores. Hay una anécdota muy bonita de Degas, quien una vez trató de hacer un poema. Fue donde Mallarmé y le dijo: “maestro, estuve toda la noche tratando de hacer un poema y no pude, y no sé por qué, porque tengo tantas ideas”. Mallarmé le dijo: “mi amigo, es que los poemas no se hacen con ideas, se hacen con palabras”. Entonces, hay que tener muchas ideas, pero esas ideas hay que traducirlas. En el caso de la poesía, a palabras; en el caso de la música, a sonidos; en el caso de la pintura, a líneas, a formas, desarrollar un pensamiento visual.

Pintar es más que una idea

En la pintura todo se trata del cómo, más que del qué. En todo el arte, en el cine, por ejemplo, el tema no es una película, la película la hace el cómo: la realización, la fotografía, los ritmos, el movimiento. Con una idea no haces una buena película, ni escribes un buen libro, ni un buen poema, ni pintas un buen cuadro. No basta la idea; en ningún arte basta la idea, la idea es el punto de partida.

Saber ver, saber pintar

Como maestra he luchado mucho contra la pintura que parte de la imagen fabricada. Hay una imagen de la belleza estereotipada que es introducida por la publicidad, por las revistas. Los pintores ya no observan la realidad. Los pintores antiguos decían: “pintar de la naturaleza”, y la gente ignorante cree que pintar de la naturaleza es pintar un árbol. Pintar de la naturaleza es pintar lo que ves, el mundo visual que te rodea, aunque sea una escoba, no tiene que ser un paisaje. Cuando ves, haces una síntesis visual. Si yo los veo a ustedes, hago mi propia síntesis visual, los veo por primera vez en la vida. Nadie te ha visto a ti con mis ojos, como te estoy viendo; hago mi síntesis. Pero si veo una foto tuya, estoy viendo una síntesis de la Cannon o de la Nikon. Entonces estoy viendo una síntesis que no ha sido hecha por mí, que no es mi mirada.

El elemento Tierra en El mural del Milenio

En esta obra hay el viaje, lo que se deja, que en este caso está simbolizado por el paisaje, esos son los cerros de mi vida. Pinté ese cuadro, busqué el paisaje, el cerro, luego busqué maletas que me hablaran del tiempo, del pasado. En el viaje lo que se deja es lo que se lleva. En el fondo la maleta está abierta, no se cierra; o sea, el pasado queda abierto. De alguna forma somos las experiencias que hemos vivido y viajamos con ellas. El paño que hay detrás también simboliza que no todo es mostrable, no todo es exhibible, hay una cierta ocultación. Hablo como pintora: hay una parte privada del ser con el que yo quisiera morirme e irme. Hay partes del pasado. Está la sensualidad de la vida, que a mí me parece fundamental, en el zapato, en el color rojo, el amor, el espejo, el reflejo que forma parte de mi pintura: son elementos simbólicos. Quiero agregar que de México no me voy ni me iré; es imposible. México es mi hogar, México no es dejable, por múltiples razones que no vamos a hablar ahora. México me ha dado mi propia pintura, que no es poco.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 14 de noviembre de 2015

Ismael Vargas

Agua / Óleo sobre lino / 171 x 121 cm / 2015

AGUA

La repetición de una imagen hace de cada obra de Ismael Vargas un eterno mantra, la contemplación nos lleva a la inmersión meditativa, la secuencia es diferente, no hay una sola pieza igual. El elemento Agua de Ismael Vargas son las gotas de lluvia que caen y estallan en palomas transparentes que emprenden el vuelo y crean un entramado efímero, volátil, vivo. El ritmo constante, los reflejos infinitos de los cuerpos translúcidos de las palomas de agua plateada crean un canto, un poema cíclico como el mantra. El Agua está formada de millones de gotas, sólo pensar que cada una es distinta nos invita a mirar, a describir su esencialidad.



ISMAEL VARGAS

Su primera experiencia con la pintura fue un cromo que vio en una cajetilla de cerillos, le dijeron: “es una pintura”, con esa revelación decidió pintar. Tiene un estanque de tortugas que se montan como sus esculturas. Sabe ver los portentos de la existencia y les da significado en su obra. Recorrer el mantra que pinta, analizar los matices es un camino sin final.










El mantra secreto

No salgo a la calle, estoy secuestrado por mí mismo, aquí vivo y pretendo que sea el paraíso. Con la repetición en mi obra lo que pretendo es hacer un mantra; que el sonido de ese mantra tenga una resonancia en el corazón de quien lo ve y entonces haya una empatía, que espero que sea así. No sé si lo he logrado o no.

Lo aparente es engaño

Es que también estoy engañado por la pintura. Me engaña, tiene mucha cocina. Quizá ves la pintura y dices que es azul pero tiene diez o doce colores abajo que aparentemente no se ven pero que por un no sé qué, dice San Juan de la Cruz, aparecen y tienen presencia.

La dualidad es la realidad de la mente

Muchas veces me he sorprendido. Llega un momento en que no te sabría decir que hice esa escultura o ese cuadro. No quiero parecer un farsante que te dice que lo pintó otra persona, pero sí me sorprende que no tuviera conciencia de haberlo hecho. Es otro Ismael el que se sienta y desaparece cuando se levanta de trabajar. Eso sí creo que soy. Todos somos muchos, somos uno con nuestra pareja, somos otro en el trabajo, otro con la gente, con tus hijos. Tal vez lo que pasa es que lo hace el Ismael más terrible o el que llora porque no se atreve a hacerlo en otro momento.

El arte no sirve

No sirve para nada, y me encanta además que no sirva para nada. Creo que soy un inútil. No me da pena decir que soy un inútil, lo reconozco. Tal vez mi obra sea para que al verla otro ser humano sienta la tranquilidad o la armonía o el entorno y que se haga parte de él, o para que todos seamos parte del entorno, porque no estamos separados. La pintura está en todas partes porque está en ti, no está en el exterior, está en el interior. Mi intención no es reflejar la realidad de lo que está sucediendo. No sé si está bien o mal pero a mí me gusta transformar la realidad.

Pintar como hacer un poema

Es la manera en cómo trabajo el cuadro, de izquierda a derecha. Nunca veo el cuadro completo y lo voy subiendo porque pinto sentado. El cuadro solo te lleva y él solo te atrapa. Sé que terminé cuando llego a la esquina inferior derecha y firmo.

El significado de la dualidad

Podría seguir trabajando el mismo cuadro, pero ya sería otro. Mi sueño es que en algún momento a alguien se le ocurra empatar todo mi trabajo, porque se puede unir. Creo que todos los cuadros de un pintor son uno solo, y todos son un autorretrato. No es cierto que estoy pintando gotas de Agua, estoy haciendo un autorretrato, ése soy yo. La pintura es un espejo en donde se ve reflejado el que lo mira. La belleza está en los ojos de quien la ve. Si no ves belleza en un hueso, yo no te puedo obligar de ninguna manera a que la veas.

El elemento Agua en El mural del Milenio

Es que las gotas de Agua al caer verticales pueden formar coronitas, pero si caen transversales forman palomitas. El Agua pega y sale volando, así es por la redondez de la gota. Creo que es una observación de niño. No creo que sea muy consciente; más bien es emocional, es esa emoción de ver que las gotas volaban.

Periódico intervenido / Acrílico sobre papel (Diario Extra) / 41 x 28 cm / 2015

sábado, 7 de noviembre de 2015

Raúl Navarro

Fuego del rojo / Óleo y aserrín sobre tela / 172.5 x 122 cm / 2015

FUEGO

El color es la indagación fundamental de la obra de Raúl Navarro, en esta pintura el Fuego es una abstracción, separa el color, la temperatura, la profundidad para saturar el lienzo. El desarrollo de la composición está en cómo el color se va expandiendo en diferentes grados, le intensidad varía, hay puntos que dirigen nuestra mirada al fondo. La inestabilidad del Fuego, sus moléculas incandescentes le permiten a Navarro experimentar en la temperatura y la luz del color, en el movimiento que genera con sus degradaciones y mezclas. La pintura abstracta no se detiene en ningún sitio del lienzo, se transporta en él, como el Fuego que se eleva en la atmósfera, sube hasta que se apaga.



RAÚL NAVARRO

Se entrenó para alternar las dos manos al pintar, es una disciplina que lo obliga a razonar la composición. Recuerda cuando cambiaba una pintura por un plato de comida y hoy sigue abriendo posibilidades para su pintura, la dificultad le dio fortaleza.












La realidad que crea

La carrera en el arte mucha gente dice que es una carrera cruda y la carne cruda sangra, lo puedes ver. Creo que, cuando no hay esa disciplina, tratan de imponerlo como que una sola creación artística o que una buena obra te hace artista y ya te crees un artista. Creen que es algo fácil. ¿Fácil? Yo diría por ejemplo, olvídate de los pintores, podemos ver el esfuerzo de una bailarina cómo le acaba los pies, imagínate a Miguel Ángel pintando la Capilla Sixtina, fue muy pesado para él. Hay algunos pintores que nacieron entre el pincel y no pasan tanto sufrimiento en su carrera. Por lo general los poetas, un pianista, concertistas, realmente sí sufren. Además, ahí en esas carreras, por ejemplo tú nunca vas a oír un desafinado en una sinfónica. En cambio en la pintura o en las artes plásticas, o en las visuales, cualquier cosa ya tiene una validez. No me gusta meterme en el tema porque realmente yo estoy en lo mío, pero si me topo actualmente con que a mí me hacen preguntas, oye: ¿qué opinas sobre el arte contemporáneo o al que llaman arte conceptual? Mira, creo que debe de haber algunas muy buenas piezas, algunas que te dejan muy buena impresión, pero lo que predomina son muy malas ocurrencias. Es muy fácil reunirse con un grupo de amigos, hacer una instalación y pasárselo divertido con una cerveza. Yo no aprendí eso.

La vocación de pintar

A veces digo que aunque mi familia nunca sufrió penurias, tampoco fue una familia rica, pero no querían que fuera pintor. Me tuve que ir de mi casa, yo comía cuando había, y en muchos momentos no hubo. Sí realmente duro, vendía en la calle… pero sabes, no es nada especial. Platicando con amigos pintores, por lo menos pintores de oficio, no sé, devotos, artistas, la mayoría ha hecho algo muy parecido, nos ha costado mucho. Nunca hice otra cosa desde que me dediqué a pintar al cien por ciento, eso fue en 1978, nunca he vuelto a hacer otra cosa, ni a dar clases. Sí he ayudado a muchachos que veo con mucho talento, más o menos los oriento y luego nos vemos dentro de un año para ver qué han hecho.

No rendirse

Durante mucho tiempo trabajé en contra de la corriente, te voy a poner un ejemplo sencillo. Mandé a la Dirección de Artes Plásticas del INBA, mi catálogo y fotos de mis obras, durante 30 años. Nunca me contestaron nada, nada. Y de repente empezó a haber interés, y alguien se dio cuenta, como que me descubrieron y después de ese “descubrimiento” más o menos ahora estoy en una posición donde mi trabajo está empezando a reconocerse, sobre todo en el aspecto del color, me incluyen en los coloristas mexicanos. Estoy muy contento por ese lado, pero por el otro he visto que los pintores realmente retoman la carrera como una profesión, como una responsabilidad de aportar algo. Todavía están viejitos, y siguen experimentando. No creo que ninguna carrera tomada en serio sea fácil, ninguna. ¿Por qué lo va a ser el arte?

El elemento Fuego en El Mural del Milenio

Para mí es un tema que me encantó porque el rojo pensé que sería muy indicativo del tema del Fuego y en mi obra está el color como un fin, no como un medio. El color es el todo, inclusive, yo creo que en los pintores coloristas en México está hasta el muralismo de Diego Rivera, a mí lo que me gusta es su color porque realmente la didáctica o lo que quiere decir, te lo juro, ni lo entiendo. Es que una obra de arte debe de tener todos los elementos que sustentan a la plástica que son obviamente la composición, el ritmo, la armonía, la frescura. Realmente influye la primera intención, la no insistencia, un cuadro insistido se nota, al que menos le gusta es a mí y no te puedes ir para atrás. Es como una relación, insístela y la chava nunca te vuelve a hablar. Tienes que mantener una distancia con el trabajo.

Periódico intervenido / Óleo sobre papel (Diario Extra) / 40 x 28 cm / 2015